domingo, 2 de septiembre de 2012

ODONTOLOGÍA PARA GENTE MAYOR.




Con el cuidado adecuado y revisiones dentales periódicas, los dientes pueden durar toda la vida. Pero durante la tercera edad, es frecuente que aparezcan alteraciones  en la salud bucal.
Los tejidos de la boca, al igual que los de las otras partes del cuerpo, van cambiando con el paso del tiempo. Los tejidos blandos (encías y mejillas) pierden su elasticidad, los músculos pierden tono y se vuelven débiles, y las glándulas salivales producen menos saliva.

La caries aumenta su incidencia en la gente mayor. La mayoría de las caries aparecen a nivel radicular, en esta situación  es muy difícil recuperar la pieza con un empaste, puesto que reaparecerá poco después.
Los dientes se vuelven quebradizos al disminuir los vasos sanguíneos y los nervios de la pulpa.

La acumulación de placa y la inflamación gingival se desarrollan con mayor rapidez e intensidad en el paciente anciano. La inflamación comporta la formación de abscesos periodontales.
La pérdida de dientes posteriores no remplazados puede provocar una disfunción de la articulación temporomandibular (ATM), siendo característica el chasquido que aparece al cerrar la boca.

Todos estos problemas odontológicos repercuten física y psíquicamente en el anciano.  La  masticación y la nutrición son fundamentales para la salud en general, pero no es menos importante la perdida y   deterioro de dientes desde el punto de vista psicológico y social.
En odontogeriatría  para lograr el éxito y la continuidad de los tratamientos, es muy importante que el paciente se sienta implicado en ellos y para esto necesitamos crear un ambiente de confianza y afecto en el que se sienta atendido por  los odontólogos y el personal auxiliar. Es fundamental conocer la historia clínica del paciente: su estado de salud general, los medicamentos que consume y los tratamientos a los que está sometido. En la mayoría de los casos la presencia de un familiar nos es de gran ayuda.

Los tratamientos -especialmente en estos casos- son personalizados, adaptados al estado físico, psicológico y a la situación socio-económica del anciano.  Hay que tener en cuenta  que la escala de valores puede ser muy distinta  de una a otra persona  en circunstancias parecidas. En algunas ocasiones  se conforman con tratamientos más sencillos  y en otras demandan otros más novedosos. En todo momento intentamos escucharle y aportar las soluciones más funcionales a cada caso.
Se considera que los buenos hábitos de cepillado diario, la dieta,  el uso de flúor y las revisiones periódicas ayudarán a la persona que envejece a adaptarse a las condiciones cambiantes y mantener una buena calidad de vida.

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