Con el cuidado adecuado y revisiones dentales periódicas, los dientes
pueden durar toda la vida. Pero durante la tercera edad, es frecuente que aparezcan
alteraciones en la salud bucal.
Los tejidos de la boca, al igual que los de las otras partes del cuerpo,
van cambiando con el paso del tiempo. Los tejidos blandos (encías y mejillas)
pierden su elasticidad, los músculos pierden tono y se vuelven débiles, y las
glándulas salivales producen menos saliva.
La caries aumenta su incidencia
en la gente mayor. La mayoría de las caries aparecen a nivel radicular, en esta situación es muy difícil recuperar la pieza con un
empaste, puesto que reaparecerá poco después.
Los dientes se vuelven quebradizos al disminuir los vasos
sanguíneos y los nervios de la pulpa.
La acumulación de placa y la inflamación
gingival se desarrollan con mayor rapidez e intensidad en el paciente
anciano. La inflamación comporta la formación de abscesos periodontales.
La pérdida de dientes posteriores no remplazados puede provocar una
disfunción de la articulación temporomandibular
(ATM), siendo característica el chasquido que aparece al cerrar la boca.
Todos estos problemas odontológicos repercuten física y psíquicamente
en el anciano. La masticación y la nutrición son fundamentales para la salud en general, pero no es menos importante la perdida
y deterioro de dientes desde el punto
de vista psicológico y social.
En odontogeriatría
para lograr el éxito y la continuidad de
los tratamientos, es muy importante que el paciente se sienta implicado en
ellos y para esto necesitamos crear un ambiente de confianza y afecto en el que
se sienta atendido por los odontólogos y
el personal auxiliar. Es fundamental conocer la historia clínica del paciente: su
estado de salud general, los medicamentos que consume y los tratamientos a los
que está sometido. En la mayoría de los casos la presencia de un familiar nos es
de gran ayuda.
Los tratamientos -especialmente en estos casos- son
personalizados, adaptados al estado físico, psicológico y a la situación
socio-económica del anciano. Hay que
tener en cuenta que la escala de valores
puede ser muy distinta de una a otra persona
en circunstancias parecidas. En algunas ocasiones
se conforman con tratamientos más sencillos y en otras demandan otros más novedosos. En
todo momento intentamos escucharle y aportar las soluciones más funcionales a
cada caso.
Se considera que los buenos hábitos de cepillado diario,
la dieta, el uso
de flúor y las revisiones periódicas ayudarán a la
persona que envejece a
adaptarse a las condiciones cambiantes y mantener una buena calidad de vida.
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