La sonrisa es nuestra mejor tarjeta de presentación. Si quieres tener una sonrisa brillante, el primer paso es cuidar tus dientes. Esto implica además de las visitas periódicas a tu dentista desterrar algunos hábitos en tu rutina diaria.
¿Cuáles son estos malos hábitos?
¿Cuáles son estos malos hábitos?
- Fumar. La nicotina oscurece el esmalte y mancha los dientes. Puede provocar además enfermedades en las encías. También da mal aliento y afecta las papilas gustativas.
- Usar los dientes como herramienta. Algunas personas utilizan sus dientes para destapar las botellas de refresco con los dientes. Abrir los frascos de las medicinas y los envases de cartón o de papel. Utilizarlos como una herramienta acabará dañándolos o incluso rompiéndolos.
- Morderse las uñas. Morderse las uñas no sólo afecta a la apariencia de sus manos, puede dañar también sus dientes y la articulación de la mandíbula. Este hábito aumenta las posibilidades de que padezcas bruxismo, que es el hábito inconsciente de apretar los dientes mientras se duerme.
- Comer golosinas dulces. Los caramelos y gominolas se pegan a los dientes, y el azúcar y los ácidos que produce permanecen en contacto con ellos por horas, causando daños en el esmalte de los dientes.
- Masticar hielo. Hacerlo frecuentemente o grandes cantidades puede fracturar los dientes.
- Mordisquear el lápiz. El hábito de sostener lápices y otros objetos con los dientes es peligroso. La presión que se ejerce cuando el diente muerde un objeto duro, puede causar que los dientes se desplacen o se rompan.
- Cepillarse los dientes con mucha fuerza o con un cepillo de cerdas duras, puede producir retracción de las encías y exceso de sensibilidad en ellas.
- Cepillarte los dientes con movimientos horizontales. Desgasta el esmalte
- de los dientes. Lo correcto es cepillarlos con movimientos circulares.
- Rechinar los dientes o apretarlos en exceso (bruxismo). Desgasta la superficie de los dientes y hasta puede aflojarlos. También afecta a la articulación temporomandibular .
- Tomar café en exceso: Su color y su acidez pueden manchar los dientes o ponerlos amarillos.
- Beber vino. Tanto el vino tinto como el vino blanco contienen ácidos que deterioran el esmalte de los dientes, haciéndolos más vulnerables a las manchas. Para reducir el efecto dañino del vino, debes enjuagar la boca con agua después de beberlo o cepillarte los dientes.
- Beber refrescos. No sólo los caramelos y los dulces están llenos de azúcar. También los refrescos tienen una buena cantidad, sin contar los ácidos que contienen, y que afectan el esmalte de los dientes (estos ácidos también están en los refrescos que no contienen azúcar, pero sí edulcorantes artificiales).
- Usar palillos o mondadientes. Si no tenemos cuidado podemos dañar las encías al emplear un mondadientes. Las herramientas adecuadas para limpiar entre los dientes son el hilo dental y los cepillos interproximales.
- Abusar de la goma de mascar. La goma de mascar en exceso puede irritar la articulación temporomandibular. Esto tiene como resultado dolores de cabeza, cuello, oído y dolor facial.
- Chupar limón. La gente que tiene este hábito está poniendo sus dientes en peligro. Los limones son muy ácidos y esta acidez corroe el esmalte.
- Chuparse el dedo o el labio. Los niños que todavía se chupan el dedo o el labio una vez sus dientes definitivos empiezan a salir (normalmente entre los 5 y 6 años) pueden sufrir cambios que afectan a los dientes y a la estructura de la mandíbula, mal-posición de los dientes, que conduce a problemas como la dificultad a la hora de masticar y problemas de respiración.
- Respirar por la boca. Hace que la boca pierda saliva.
- Tener la boca seca. La saliva es fundamental para tener
dientes fuertes y sanos, pues se encarga de limpiar las bacterias que causan
las caries y neutraliza los ácidos dañinos.
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